Un test desarrollado por un equipo en el que participan dos españoles podría ser la clave para conocer cómo está de extendida la enfermedad de las vacas locas y evitar que los contagiados la transmitan a través de la donación de sangre y órganos.
Paula Saá y Joaquín Castilla, dirigidos por el chileno Claudio Soto, publican el viernes en la revista Science los resultados de sus investigaciones con una prueba que permite incubar y multiplicar las moléculas de proteína infectadas -los priones- con la variante humana de la enfermedad de las vacas locas o Creutzfeldt Jakob (CJ).
En cualquier estadio de la enfermedad
La novedad es que el test, probado en hámsters, puede detectar si el individuo está infectado cualquiera que sea el estadio de la enfermedad y en solo en un par de semanas.
Hasta ahora, los priones o agentes infecciosos causantes de la enfermedad de las vacas locas y otras relacionadas, solo podían ser detectados en sangre mediante la incubación del mal en animales sanos "y esperar varios años hasta que la enfermedad se manifestara".
El ensayo de Soto, Saá y Castillo ha logrado acelerar ese proceso, incubando la muestra y cortando las moléculas para reproducir la multiplicación contaminante que se produce en la enfermedad, de forma que han sido capaces de detectar la CJ cuando sólo una molécula se había infectado.
La principal vía de contagio de esta enfermedad es el consumo de carne de vacas infectadas pero también lo es la de contaminación por transfusión o trasplante de órganos.
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